Dear Brothers and sisters, This weekend I am sharing with you one of many reflections written by our Bishop David Malloy and published in The Observer, the official newspaper of our diocese. He writes, “In a mere five weeks, Pope Francis will come for his first in his lifetime visit to the United States. He is coming to be part of the World Meeting of Families in Philadelphia. His presence will remind us of another way in which the world and the United States needs his light and ours. That has to do with the sad state of the modern family and the challenges confronting our young people. According to one set of statistics, since 1965, the number of couples entering marriage in the Catholic Church has fallen by roughly 55 percent. During that same period, the number of infant baptisms in the Church has declined by roughly 45 percent. However, the number of first born children born outside of marriage is now about 40 percent. In short, the number of marriages is plummeting while the number of young people who choose cohabitation or other arrangements in place of marriage is rising. Further, marriage is being seen more and more as an optional arrangement when having children. And we need to be honest. This is happening in Catholic families at a high rate as well. The decline of the family has profound spiritual consequences for the individuals involved. The passage of time has not made fornication and unchastity any less of a grave sin than in the letters and times of St. Paul. The consequences in our struggle for life eternal, and the potential loss of life with Christ are not often mentioned, but eternity in hell is dreadful to ponder. For that alone our light is needed to awaken souls. But humanly and for our society, the collapse of the family and its attendant values has tremendously painful earthly consequences for individuals. Husbands and wives must make the lived commitment that their marriage is the defining part of their faith and their search for salvation. Every other part of life must be in service to their marriage as they search for holiness. Husbands and wives must show each other, the world, and especially their children how to give of themselves fully to the other. Then, as part of the family, both must give themselves fully to their children.” Bishop David Malloy. Bishop Malloy, as our local ordinary, is always finding ways to connect with us. I encourage you to read his columns published every weekend in The Observer, God bless you all. Queridos hermanos y hermanas,
Este fin de semana les quiero compartir una de las muchas reflexiones escritas por nuestro obispo David Malloy y publicadas en El Observador cada mes. El escribe, “El papa Francisco viene a los Estados Unidos por primera vez en su vida. Viene a ser parte del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Su presencia nos recuerda de otra manera que el mundo y los Estados Unidos necesitan su luz y la nuestra. Eso tiene que ver con el triste estado de la familia moderna y los desafíos que enfrentan nuestros jóvenes. De acuerdo a un sistema de estadísticas, desde 1965, el número de parejas casadas en matrimonio católico ha disminuido en cincuenta y cinco por ciento. Durante el mismo periodo, el número de niños bautizados en la Iglesia ha decaído en un cuarenta y cinco por ciento. En consecuencia, el número de primeros hijos nacidos fuera del matrimonio es ahora cerca del cuarenta por ciento. En resumen, el número de matrimonios disminuye mientras aumenta el número de jóvenes que deciden la unión libre u otros arreglos en lugar del matrimonio. Además, el matrimonio está siendo visto más y más como un arreglo opcional cuando se tienen hijos. Y tenemos que ser honestos. Esto también está sucediendo en las familias católicas a un ritmo elevado. El declive de la familia tiene profundas consecuencias espirituales para los individuos involucrados. El paso del tiempo no ha hecho de la fornicación y la falta de castidad un pecado menos grave que en las cartas y los tiempos de San Pablo. Las consecuencias en nuestra lucha por la vida eterna, y la pérdida potencial de la vida con Cristo, no se mencionan con frecuencia, pero la terrible eternidad en el infierno es algo para reflexionar. Sólo por eso es necesaria nuestra luz para despertar las almas. Sin embargo, humanamente y para nuestra sociedad, el colapso de la familia y sus consiguientes valores tiene consecuencias terrenales tremendamente dolorosas para las personas. Esposos y esposas deben hacer del compromiso vivido en su matrimonio, la parte determinante de su fe y su búsqueda de salvación. Todas las partes deben estar al servicio de la vida de su matrimonio mientras buscan la santidad. Esposos y esposas deben mostrar, al mundo y especialmente sus hijos cómo se entregan totalmente. Entonces, como parte de la familia, ambos deben entregarse totalmente a sus hijos.” Obispo David Malloy. El Obispo Malloy, como nuestro ordinario local, esta siempre buscando maneras de conectar con nosotros. Te invito a que leas sus columnas publicadas cada mes en El Observador. Dios los bendiga a todos.
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Rev. Johnson LopezFather Lopez is Pastor of Saint Patrick Catholic Church in Rochelle, IL. Categories
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April 2017
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